martes, 29 de diciembre de 2009

Añoranza.


Te vi posar frente a mi habitación,

Mientras leía algunas cartas que una vez me escribiste.

Cantaba seis baladas ochenteras,

A la deriva de seis porros que encendía a tu nombre.


Contemplaste mi cuerpo en plena desnudes.

Te transformaste en la manta que cubre mi mortalidad.

Siempre lo hiciste con frialdad.


Salpique cada gota de whisky entre tus senos,

Durante mi eyaculación.

A las seis de la tarde,

Ese cuerpo magnifico partía de forma sublime.

Precisamente a esa hora, el fin de una tarde.


Cuando el miedo se enfocaba,

Aparecía esa alma.

Negra, sucia y cruel.

Me preguntaba: ¿Dónde estás?


Tu sonrisa era como un esbozo intacto.

La mirada tuya era una nota que tomaba la perfección entre mis ojos,

Que ahora se desvían entre la realidad.


Sé que me has buscado,

Cuando pierdo la coordinación.

No tengo más nada que hacer,

¿Acaso cuenta mi vigor?


Ahora, presumes lo que es tangible para ti.

Lo que yo no puedo presumir, dado a mi soledad.

Tal vez mi destino sea masturbarme en cada atardecer,

Sentado en una roca frente al mar.

Haciéndolo siempre a tu honor.

1 comentario:

HECHICERA dijo...

Michael: Fuerte pero sensible. Trabajar con el erotismo no es nada facil, por eso pocos lo logran. Puedo decirte que me agrada la forma como lo hiciste, salio de dentro. Continua.
Tú Profe