sábado, 27 de marzo de 2010

Cada segundo sin ti es como la muerte apostando mi alma con Satanás.

Un día desperté invadido de silencio. Mi cama estaba vacía, los pelos tuyos ya habían desaparecido y tu fragancia no se sentía.

El comienzo del día me había explicado que ahora estaba más viejo, el tiempo te volvía mas fría y mi habitación comenzaría a desconocerte. Aún no se presenta miedo alguno, se que tus latidos me recuerdan.

Puede ser la última vez que derrame un vaso de vino a la melodía de mi guitarra solitaria, mientras sobo tu pelo que solo hace parte de otro producto de mi imaginación. ¿Qué puedo hacer ahora cuando los rayos del sol se apoderan de mis ojos? Probablemente llamarte a ti y colgar inmediatamente…

Así empieza el registro de una larga jornada con mi entorno vacio. Mi ventana ya no me refleja, pero las huellas que dejaste allí antes de partir posan con los años en ese vidrio glacial.

Mi alfombra sigue sucia de cenizas que solíamos dejar cuando fumábamos cigarrillos antes de hacer el amor. Ahora la que limpia los residuos es la que te reemplaza día y noche al momento de recordarte.

Todas las caras forman tu rostro al voltearme y encontrarme con mi pasado. La batalla no termina, se concentra dentro de mí. Después de tantos años prosigo la lucha, por más que la hayas terminado junto a mi vida.

Escapo de las luces del día, deseo el sueño que no puedo tener en las noches gracias a ti.

Ya no suena el timbre, los amigos que creía tener me abandonaron.

Aunque sigas atrapada en tu frialdad, gozando de los labios de alguien que no te siente, sigo aquí esperándote. Veo el reloj de arena acariciar las milésimas con tu ausencia. Nuestras cartas se acompañan en el desorden que tanto odiabas. Todo ha cambiado desde que no llegas a verme.

Puede que leas mis letras sintiendo pena por mí, sin embargo debes saber que cada segundo sin ti es como la muerte apostando mi alma con Satanás.

Me queda un adiós y ese te lo regalo. Cuídate y recuerda que siempre estoy a tu lado, así tu no estés en el mío.

jueves, 25 de marzo de 2010

Siénteme entre el silencio.

Puse mis dedos frente al espejo macabro, cuando quise ver mis lagrimas brotaban desde un sentimiento inconsciente. Ya no sabía en donde estaba, solo sentía bailar el humo de un cigarrillo que se convertía poco a poco en una colilla.

Sofocaba entre la bruma. El televisor aun sonaba, mientras el teléfono callaba. La llamada que tanto esperaba no me sentía, pero yo si a ella.

Las calles mojadas, tristes e inmóviles soplaban ese viento helado que un día nos acompaño durante el viaje hacia nuestras mentes. Quería escribir sobre esa mañana, aunque me borraras de tu vida.

Cae fin a la lluvia en este invierno extraño. No veo la sangre restregada en mi pecho, la tina aun chorrea agua, los zumbidos aumentan junto a mis oídos, la locura me acompaña en estos dos años ahogados en la soledad.

Tocan mi puerta seis veces al día, preocupados por este muerto en vida con los ojos rojos y las pestañas cortadas

Cuando recuerdo a Emily lo único que queda es temblequear junto a la nicotina. Las cartas que una vez me escribió tapan el drenaje de mi sangre combinada con agua sucia, fluyendo en la tina de mis penas.

El juego de la noche se aproxima en mis percepciones, quedándome con ese rayito de luz que ilumina mi esperanza. Todavía puedo escucharte hablar en el alumbrado, sé que sigues allí cuando no está nadie. Aproximándote, lentamente, en mis susurros silenciosos.

Entro en una viva pesadilla; Demacrado por la espera del ser humano, levantándome entre las dudas del porque. Escucho tus colores, pero ¿En donde están los sonidos?

Entonces, plasmo los llantos del pasado en tu corazón. Tal vez le mientes al mundo que ya no me quieres ver, pero sólo quiero que sepas que soy yo el observador a distancia de las verdades junto a tu mirada llena de hipocresía.

Dime si me quieres ver, sólo debes saber que he cambiado mucho….


Michael W. McGivern.


viernes, 19 de marzo de 2010

Héroe del agobio.

Llego el héroe del agobio

Con las manos vacías y un sueño en la espera.

Abre la puerta,

Y no hubo vida alguna junto a él.


Se oye el rumor del valiente que llego

Convidando el conocimiento

Sin miedo alguno a la exclusión.

Sólo quiso la verdad.


Se propagan las alas de la inconformidad

Vuela la esperanza de un nuevo día.

Donde se brame la libertad.


Héroes falsos del silencio,

Con promesas sucias de tormento.

Una mirada sin saber a dónde va,

Atrapada entre la codicia del más allá.


Que se valga algo

En tiempos de pena.

Que se atrevan los sucios a limpiar sangre limpia

Al momento de callar.


Largos viajes en la nada,

A la demora de un todo.

Calentando un pensamiento

Guiándonos a un cálido camino.


Ahora nadie recuerda.

Un rostro queda en el silencio,

Las victorias en un sueño

Y un mañana de esperar.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La pena de la muerte.

En mi esperanza yo me encontraba,

Fuera de los pensamientos donde una vez estaba.

¿Por qué te fuiste de la vida que tanto se añora?


Hoy veo la lluvia caer de un cielo triste.

Los arboles que mueven un dolor que ya no importa.

Esfumándose con el viento.


Arriba desde el cielo están nuestros amigos.

Observando a los de abajo,

Los queridos enemigos.


Deja que las almas descansen,

No lloremos en pena alguna.

Mira tú reflejo,

dime si ves a los que estan entre los ojos del más allá.


No sientan ese negro atardecer.

Daré la espalda entre la tenebrosidad,

Para marcar un último verso.


Las tormentas llegarán,

El fin se aproxima.

¿Serás tú el próximo en partir de la existencia que tanto dependemos?

martes, 9 de marzo de 2010

Un mundo en donde no estoy yo.

Entiéndeme si puedes, que ya no soy de aquí.

Me he ido entre las tumbas del ayer y la víspera de un mañana.

Intentando escapar de lo que ya no se tiene

Cuando se tuvo alguna vez.


Yo no entiendo esta vida,

Estoy muerto para este mundo.

Solo sé escribir palabras estáticas

Entre el flujo de la multitud.

Aunque no sean escuchadas,

Permanecen en la angustia despoblada.


Gotea mi alma al observar mi duración,

Apasionado por la codicia del no existir.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde el día en que me fui?


Posa mi sombra junto a tu rostro,

Igual a la pena de tu llanto.

El verso de los vientos me quito de tu lado.

Por siempre.


Discúlpame por no despedirme,

En la cruda vida donde permaneces.

Tenía que partir, por más duro que parezca, recuerda que es todo lo que tenia para mi.