lunes, 11 de enero de 2010

Un término que se fue.

No me gaste las palabras

Para escucharte hablar de la nada.

Quiero saber si aún te entiendes,

Para ver si lo tengo bastante claro.


El corazón de adentro aún me escucha,

Pero, ¿tú aún lo haces sin decir cosas sin sentido?

Mira, todos sabemos que arriba no es abajo.


Tengo diez cadenas amarradas a mi mente.

Los ojos tuyos aún derraman lágrimas de tranquilidad,

Mientras las mías brotan del desconsuelo que ya no estás.


Todavía puedo sentir el sabor amargo de un beso desganado.

Cuando salías corriendo, gritando mi nombre a la burla de los ignorantes.

Eso ya acabó, aunque se marque en un pasado.


Caprichosa que ya no ves,

Ahora marcas tu honradez.

Te has olvidado ser,

Convirtiéndote en parecer.


Vengo yo, impetuoso.

Pintando tu desnudez,

Siguiendo los movimientos apasionados de tu materia.

Así ni cuenta te des.


Finalmente caes en la trampa del orgullo,

Junto a tu pelo pulimentado.

Tu habla ha desaparecido,

Pero tu propia vida te ha marcado.

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