jueves, 23 de abril de 2009

Enjaulare mi corazón entre tus huesos.

Hoy me he despertado, como todas las mañanas, desesperado.
¿Por qué me haz de hacer sentir así?
Tan incrédula e insensible me desprecias,
Y así yo te canto como la quimera de la inmortalidad, de llantos de agonía,
Impunes de la verdad.

Es cuando recuerdo que he enjaulado mi corazón entre tus huesos
Y allí, cuando veo tu más preciado rostro,
Tierno y cálido.
Tus labios sensuales,
Inevitables caricias labiales.
Me han de pagar en mí el más doloroso rostro.

Cuando lloro y me desbordo,
Pierdo la calma y el amor se vuelve sordo
… Es cuando recuerdo que he enjaulado mi corazón entre tus huesos.

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