lunes, 15 de junio de 2009

Otro día, otro futuro.

Otro día, demonios. Ya no sé porque me levanto, es más, no sé porque escribo. Me duele la cabeza, los dedos, los pies y los ojos. Hoy no quiero ir al trabajo, ni siquiera pretendo salir de mi habitación. Bueno al menos me veré obligado a ir al baño. Allí podre meditar, callar mis penas y purificar esa cosa que llaman alma. Pfff, ya estoy jarto de tantas blasfemias.


El día esta lluvioso y las personas están como descontroladas. Yo no sé, sólo veo lo que sucede a través de esa ventana que se encuentra en mi habitación. No entiendo porque la gente vive para trabajar. Es impresionante como funcionan. Lo más confuso es comprender el hecho de como hacen para levantarse todos los días como si fueran una especie de robots o algo así. Menos mal hoy no hice parte de esa rutina universal.


Hoy estoy algo desordenado, y mi habitación peor aún. Todo se complementa con todo, eso me cansa. Es decir, si hoy estoy jodido, el día esta jodido, si mi día esta jodido, la gente esta jodida, que cosa tan jodida…


Creo que vivo por vivir. Si fuera tan sencillo morir, saber a dónde vas y luego existir donde quiera que fuera, creo que tomaría la opción de largarme de aquí. No sé si me cansa todo…Tan igual, tan común, tan todo. Todo está allí. La novedad murió después que el internet se creó, que aburrido. Nuestro mundo está basado en una pantalla cuadrática que nos informa nuestro modo de existir y como sobrevivir. Nadie se atreve a callarla y aparentemente será imposible enmudecer a este androide inhumano.


¿Qué esperaran aquellos que aún no han existido? ¿Hacia donde serán guiados? ¿Para que trabajaran? La verdad me repugna imaginar ese futuro que aún no existe, y que probablemente jamás exista. Tal vez sea cierto, el fin del mundo ya sucedió.

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