En días de invierno,
En tiempo oscuro, sin esperanza,
Te arrojé toda de mi pensamiento,
Oh, quimera de la inmortalidad.
Ahora que el ardiente verano brilla,
Ahora entiendo que hice bien;
El corazón de nuevo he coronado,
Pero reposa en la tumba la ilusión.
Navego por la corriente clara,
Que fluye refrescante por mi mano;
Miro arriba, a la catedral azul,
Y no busco otra patria mejor.
Ahora, por fin, florecido lirio,
Entiendo tu queda salutación;
¡Tan claro como arde la llama,
Sé que he de morir igual que tú!
viernes, 5 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Nojoda hey! esa primera parte.. pasadísima, de lo mejor, cuídate amigo mio.
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